Una joven Mexicana en Francia, su experiencia ante el confinamiento lejos de casa.

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Mientras sonaban las sirenas, las alertas que sacudía a la humanidad ante un virus llamado Covid 19, muchos jóvenes quedaron atrapados lejos de sus casas que estudiaban o trabajaban fuera de sus países, algunos tuvieron suerte de quedar en un buen lugar, otros apenas en estudios pequeños de no más de 40 metros cuadrados sin saber cuándo iban a poder salir de ahí.

Ya han pasado más de dos meses, las primeras semanas para el mundo fue peor que un tsunami que reventó nuestras mentes, nuestros corazones, ante la incertidumbre de algo que nos estaba mandando a casa confinados, no, no a un país, no a unos cuantos, a todo el planeta.

Esta es la historia de una joven mexicana de 18 años en Aix en Provecen, en el sur de Francia, llego en octubre 2019 a trabajar y estudiar por un año, un intercambio cultural y experiencia de vida para una joven que comienza a abrir sus alas, su corazón al viejo mundo, un nuevo continente, un nuevo todo, lejos de su familia, cultura, costumbres, y comodidades.

No había pasado medio año cuando todos tuvieron que ir a casa, sin saber hasta cuando pudieran salir de ahí, tuvo la suerte de estar trabajando para una amorosa y responsable familia de la ciudad de Paul Cèzanne, a las afueras de Aix, al aire libre y con una familia armoniosa, lo cual hizo su confinamiento menos traumático.

La abuela de la familia se encerró en su casa, por ser de alto riesgo, las pequeñas que cuida Valentina, las escuelas se cerraron, bajaron todos las cortinas de sus negocios, en casa solo podía salir uno de los padres para pasar por la comida, nadie podía estar en las calles sin un permiso, en caso de infringir la ley, se llevaban una multa en euros, habrían de justificar su salida de casa.

Cuando la comida llegaba, comenzaba el proceso para desinfectar todo antes de entrar a la cocina, mientras tanto Valentina que fue a trabajar de Au Pair (Niñera) antes de comenzar su universidad, por cierto, una experiencia que les recomiendo a los padres inviten a sus hijos a vivir, los harán más responsables, independientes, a valorar lo que tienen y salir de su zona de confort.  Daba vuelo a su creatividad para jugar con las tres pequeñas, hacia yoga, meditación, encontró un libro que más bien la encontró a ella en Madrid, que comenzó a leer, le iba dando sentido a muchas cosas de su vida adolescente, una edad donde no se sabe quién es, que le pasa al cuerpo, las emociones, las hormonas, ni a donde van, pero de eso se trata la vida.

Este confinamiento que para estas fechas en Francia ha terminado con algunos protocolos que deben de seguir, la hizo más fuerte, una prueba de resistencia, pero sobre todo de adaptabilidad, en un continente diferente al suyo, otro idioma, otra cultura, claro que tuvo momentos buenos, tristes, malos, felices, todas esas emociones que nos acompañan a todos todo el tiempo, que con inteligencia emocional habremos de saber manejarlas sin quedar atrapados en alguna de ellas, como podría ser hoy, el enojo de muchos ante tanta injusticia en estos tiempos.

Ella, a diferencia de otros tantos jóvenes mexicanos, que tuvieron que salir de las aulas para encerarse en sus casas a estudiar online (caramba, si en vivo y en directo, a veces se les complica, no imagino en casa on line, requiere de mucha atención y disciplina), pero no solo eso, algunos solos, otros, con familias en lugares reducidos, sin poder hacer lo propio de su edad, su juventud en pausa, sin socializar, pues ella, tuvo mucha actividad trabajando, tanto que no tenía ni tiempo de pensar, entre las pequeñas, las tareas de la casa, a veces ella cocinaba, y se rolaban los que haceres entre todos, esa sí que fue una buena terapia de confinamiento, aun viviendo en el bosque, pensaba en su familia, en sus amigas, unas de ellas extranjeras que conoció allá, una quedo casi sola en un dormitorio de estudiantes, muy desolador, otra de Florida, en su piso sola, en cambio, ella no estaba sola, quizás fuera de su país y lejos de su familia pero con una familia.

Hoy nos comparte su primer día de desconfinamiento y su experiencia, misma que comparto con gusto, desde la visión de una joven mexicana de 18 años.

Después de casi 2 meses de confinamiento, ¡Aquí mi primer día de vuelta!

Valentina Alòs

El día 11 de mayo, en Francia, y algunas regiones, se terminó el confinamiento obligatorio. Tuve la suerte de estar en una de esas regiones, Aix en Provence,  así poder salir de nuevo como hoy, tantas emociones, pero, sobre todo, muy feliz.

La verdad, fue tan bonita mi experiencia de vuelta a esa vida que fue sometida a una pausa de un día para otro, sin avisar.

Por otro lado, pude observar, que ciertas cosas, habían cambiado….

La gente, fuera de los supermercados y farmacias, haciendo las filas con su debida distancia. (me impresiono muchísimo)

  • Policías en bicicletas revisando que todo estuviese en orden.
  • Restaurantes y muchos negocios, cerrados.
  • Un 50% de la gente portaba tapabocas.
  • Los árboles estaban repletos de hojas, y…¡súper verdes! (Llegue en otoño)
  • El ambiente se sentía más limpio y diferente.
  • Gente de transporte público con tapabocas obligatorio.

Te encontrabas dos tipos de personas: el que salía por necesidad ( supermercado, farmacia, etc.) y el que se sentía ya de vacaciones, (de shopping, comprándose un helado, reuniéndose con sus amigos, sin tapabocas, gente corriendo)

La mayoría ya con vestimenta de verano…

Fue un día muy especial, aunque parece ser un día común, como todos esos anteriores.

Tomé mi bici (la mejor decisión), en el camino, sentía cómo el viento acariciaba mi piel, veía esos paisajes que tanto añoraba y que por un momento creí olvidar. ¡Sentí la libertad! llegué a mi destino, «por un instante, sentí que había vuelto a nacer, en otro sistema, “en otra vida”, fue interesante, muy reconfortante.

Aquí les dejo unas cuantas tomas de mi día…

Yo, feliz de estar de vuelta 😁

Posted by Valentina Alós Una Mexicana en Francia on Tuesday, May 12, 2020

16 marzo (comienzo del confinamiento) – 12 mayo (Fin confinamiento) 2020