Por Dulce Alós
Me niego a vivir, si eso puede ser vida, en la neurosis comprando tapetes que desinfectan los zapatos para entrar a casa, cubrir mi sonrisa con un tapabocas de por vida, no mirar la sonrisa de los otros, ir al súper, para mí una actividad familiar, viendo a todos como robots, dejar a mi hija afuera porque solo puede entrar uno, (entiendo que no vaya una familia de 20), a volverme loca cada vez que toco algo o a alguien, no, no estoy en contra del progreso, estoy en contra de la deshumanización, del control tecnológico, de que aparte de que sepan a donde vamos, que cómpranos, que nos gusta, nos tengan que testear cada segundo para entrar a una tienda, un bar, un restaurante, un avión, me niego a ser su rata de laboratorio, para un futuro permanente, altamente rentable para unos cuantos y sin contacto.
Me reúso a la era moderna del encarcelamiento, a esta, la campaña del miedo más rentable de la humanidad por un bicho llamado covid-19, no quiero telesadud, entiéndase, salud a distancia, aprendizaje remoto, y banda ancha 5 G, que quiere dar paso a esta inteligencia artificial que nos dejara con un comercio sin efectivo que borrara nuestra privacidad, el futuro de nuestra economía mundial está ahora en juego.
Ya vimos a un primer mundo, a una primera potencia con una grave escases de médicos, vigilancia masiva y la recopilación de datos como una razón para su ventaja competitiva. Este es mi malestar contemporáneo sobre un mundo moderno. ¿No se han dado cuenta que para construir una economía futura y un sistema educativo basado en tele-todo, necesitan a una población totalmente conectada con una infraestructura ultrarrápida?
Maestros y familiares de todo el mundo se vieron obligados a improvisar durante esta emergencia de salud pública como “un experimento masivo en el aprendizaje remoto”. El objetivo de este experimento, es, descubrir como aprenden los niños de forma remonta, mientras esto sucede, suben los índices de violencia familiar, la depresión, estrés, enojo y sobretodo el miedo, miedo que baja las defensas de nuestro sistema inmunológico, y si ya eras hipocondriaco o no, ahora te agobias más, con tanto miedo, terminas pensando que tienes gripe, o covid, sales corriendo al hospital.
No estamos entendiendo que la gente no se muere por Covic19, se muere “con” covid, quiere decir, que las personas ya estaban enfermas de algo, con algún padecimiento crónico, obesidad, hipertensión, diabetes, mala alimentación, con un sistema inmunológico débil que con covid, otro virus o bacteria podrían estar pasando por lo mismo.
Cuanta desnutrición, cuanta pobreza, cuanta gente con dinero sin una cultura sana, que no hace ejercicio, cuanta gente con estrés, el estrés mata, cuanta gente enferma de las emociones, cuantos problemas de salud mental, cuenta gente que no tiene ni para un doctor, menos para medicamentos o un tratamiento.
¿Cuantos adictos al trabajo, cuantos adictos a la tecnofilia, cuanta prisa, cuanta inconciencia! Ya hasta los índices de alcoholismo han subido en el mundo ante este confinamiento.
Negocios quebrados, la economía desplomada, no para todos, pero si para la generalidad, unos habrán de adaptarse, verse creativos, reinventarse, esos se salvarán, pero sin miedo, porque el miedo paraliza, paraliza todo, la mente, la creatividad, las emociones, el cuerpo.
La nueva normalidad en realidad debería de ser, salud mental, salud espiritual, salud física, que eso fuera el estilo de vida de todos, donde quedaron los derechos humanos, los derechos de los trabajadores que trabajan como burros para llevar un plato de frijoles a su casa.
Continuara…
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